
Dormitaba en un intento de soñarla de nuevo, para crearla, recreándose en su recuerdo. Al cerrar los ojos la veía nítida y real. Perfecta. Tan cerca que podía sentirla, pausada y dulce, rítmica al compás de los latidos de su gastado corazón levemente agitado por su anhelo.
Hoy se mece en un cálido duermevela, acariciado por el sol vespertino filtrado tras el fino visillo. Todavía la sueña, la nota, la añora y la ama como sólo un genio atrapado lo logra.
Quizá la dibuje de nuevo, la perfile, la plasme, al óleo, a la acuarela o al carbón para dar vida a su pasión.
Mar González
Me encanta esta visión poética que le has dado al dibujo de Félix. ¡Puro amor! ¡Enhorabuena!
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la del comentario soy yo, Toña Moreno, jaaaja
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Me encanta! la imagen para mi, refleja esa añoranza que describes, la dulce espera y las vivencias de grandes recuerdos. Me ha encantado!
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