Hojarasca

Hojarasca
Olía a tierra húmeda y estaba comenzando a oscurecer aquella noche cerrada sin luna. Tras el cristal de la ventana las aves revoloteaban inquietas, desorientadas quizá organizándose en bandadas para refugiarse de una tormenta inminente.
Un resplandor iluminó momentáneamente el lúgubre paisaje de ramas y hojas secas. A lo lejos el sonido bronco y grave de un trueno retumbó repetidamente ahogándose en su propio eco. Sigue leyendo