Odio a Mozart. Suena “Eine Kleine Nachtmusik” y te veo pálida, sentada en el piso de la cocina rodeada de pan tostado formando un círculo, tú con dos rebanadas tapándote los oídos. Mozart a todo volumen desde la sala y dentro del acuario la colección de sellos más valiosa de papá. Intenté acercarme a ti, pero a cada rebanada que crujía a mi paso, tú te arrinconabas y gemías. La sirena de la ambulancia se fundió con tus gritos suplicando que cuidáramos tus flores, las de papel maché. Durante estos años sólo preguntaste por ellas. Te odiaba por no reconocerme nunca, por verme sin mirarme. Hoy que descubro que sólo tengo un matrimonio fracasado e hijos indiferentes, hoy comprendo tu círculo de pan, tu ira, tu miedo. Te he llevado flores al hospital, nos hemos hecho unos hermosos sombreros. Y por primera vez en tanto tiempo me miraste y dijiste: “Hija”.
Giselle García
(Microrrelato ganador del concurso “¿Y tú qué sabes?”, del Festival PhotoEspaña 2003)
Doloroso y precioso al mismo tiempo, Giselle.
Enhorabuena por el premio.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ohhhhh! ¡Qué hermoso! Y poético, y preciosamente escrito. Gracias.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Lazos maravillosos de amor que pueden con todo, con el olvido, con la memoria.
fantástico tu relato y me hace pensar, centrarme en lo que realmente importa, la mirada, la risa, las caricias, los momentos que la vida nos regala.
Mar
Me gustaMe gusta