Yo no me llamo Felipe

Esta tarde es distinta para ti. Muy diferente a todas las demás tardes. Vas a dar una sorpresa a tus compañeros de juegos. Una sorpresa como la que tú te has llevado. Estas de estreno. Tus hermanas te han traído desde Barcelona la equipación del Barça; Virgilio, un amigo de tu hermano, te ha cosido el número 9 en la espalda de la camiseta, como el que lleva tu jugador favorito, Johann Cruyff. Las medias y la pelota de las de verdad completan el regalo.

Y te dispones a sorprender a tus amigos. Ninguno en el barrio puede presumir del traje de futbol de su equipo preferido, y te consta que en el pueblo se pueden contar con los dedos de una mano los que tienen la misma suerte que tú. Esperas dejarles con la boca abierta.

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¿Pero tú te quieres?

Por Montse Muñoz Rodríguez

-¿Pero tú te quieres? – Llevo una semana dándole vueltas a esta maldita pregunta. Aquella estúpida camarera me la hizo de manera automática al ver como yo volcaba, por accidente y sin inmutarme, mi plato de sopa hirviendo sobre mis piernas. Ella la hizo de forma instintiva, pero a mí me dejó mudo.

                        ¿Pero tú te quieres?

– ¿Me quiero? – No recuerdo sentirme querido en ningún momento de mi patética vida, tampoco haberlo sentido por nadie y menos aún por mí.
En el transcurso del tiempo, mi vida se ha ido llenando de rabia e ira; es el único sentimiento al que he dejado cavidad en ella. Ni tan siquiera odio, solo rabia.
No me siento orgulloso de ser quien he llegado a ser, pero tampoco me odio por ello. Soy un mierda… sí. Pura escoria. Sigue leyendo

¿Qué te pasa?

Me acomodé en el sofá con una cerveza en la mano y agotado después de un duro día de trabajo. Frente a mí, una presentadora de informativos con unos grandes pechos, me explicaba por enésima vez la situación política del país. Que si éste está imputado, que si el otro no está de acuerdo con las medidas económicas del actual gobierno, etc. Y yo, en modo “encefalograma plano” dejaba mi mirada perdida sobre la pantalla luminosa del televisor, sin prestar apenas atención. Sigue leyendo

Isla convivencia

Mi seudónimo me sugiere:

Libertad, justicia, equidad, solidaridad, ética, paz, valentía, coraje, tolerancia, respeto, superación, honestidad, motivación, cortesía, responsabilidad, dignidad y mucha decisión.

No soy Daniel Lerma Vilanova, ni él tampoco lo era. Bajo este seudónimo o falsa identidad tuvo que esconderse aquél, de quién aprendí el conjunto de valores arriba expuesto. Sigue leyendo

Sis paraules

Corre, corre… Escriu ràpid. Ho has de posar tot: Cridòria, bombó, oposat, partit, afartament i pòsit.

Ja està… Tot està escrit. Sis paraules estriades en un berenar informal. Nois, i noies al voltant d’una taula, intentant fer-se escriptors, tot i que això és un pel pedant. Millor dir: Intentant escriure, pel fet d’escriure, de buidar-se de sensacions i de neguits. També per pur plaer. Plaer de sentir la teva pròpia veu camuflada, o no, però si despullada i lliure. Sigue leyendo

El sotanas

-¡Claro que lo hago!- dije entre vítores y ovaciones de mis compañeros de gamberradas

– ¡Está “chupao”!

Aquel septiembre, unos meses antes, mis padres decidieron meterme en los Salesianos donde iba a estar internado por primera vez. Más de 300 niños de todas las edades esperaban a los nuevos para examinarnos y meterse con nosotros. De entre los novatos había uno que debido a su corta estatura estaba destinado a ser objeto de todas las burlas: yo, Adolfo Sánchez, el canijo.  Sigue leyendo