Una mala idea

special-manhattan-320x480La semana pasada, Laura, mi rubísima y glamurosa hermana pequeña, me manda un escueto sms : “Tengo que contarte algo”. Ya en ese momento imagino que más que contarme algo, lo que Lau quiere es” pedirme” algo. Ese es siempre su modus operandi: ella me envía un breve e intrigante mensaje, yo le envío otro preguntándole de qué va el asunto, y tras esperar todo el día a que me conteste, soy yo la que acabo llamándola para que me explique. Y entonces ella me pide algo: dinero, el coche, mi mejor jersey…

Esta vez no espero demasiado y la llamo enseguida para que me cuente. Lau coge el teléfono y con voz seria me dice que en ese momento no puede hablar porque está trabajando.

¿Estás trabajando? ¡Vaya! ¿Y en qué? –le pregunto sarcástica. Mi hermanita es actriz ocasional, así que siempre está más tiempo en el paro que trabajando.

No empieces, Cris –me responde en plan paternalista, como si ella fuera la hermana mayor.

Yo insisto en preguntarle por el motivo de su mensaje pero no consigo sonsacarle nada sobre lo que tiene que contarme. En lugar de darme alguna pista, Lau me propone que nos veamos por la noche para tomar una copa en el Coppelia, una coctelería de moda en el barrio del Born.

¿Por qué quedamos ahí? –le pregunto mohína-  El Born es para pijos y bohemios. Yo no soy ni lo uno ni lo otro.

Es un local muy guay – me dice. Para ella cualquier sitio es guay si puede conocer a gente del mundillo del cine, alternar con ellos y darse a conocer. Yo no soporto a esos modernillos del séptimo arte, principalmente, porque yo soy trabajadora social y a mis usuarios , mujeres maltratadas y ex –alcohólicos, y a mí, nos importan un comino los Goya, los Óscar y la alfombra roja. Pero Laura es mi hermana y puede que esta vez sí que sea importante lo que me tiene que decir, así que esa noche la espero en la entrada del Coppelia a la hora acordada.

Estamos a mediados del mes de julio y el calor es sofocante. Una humedad engorrosa empaña los cristales de los coches y de paso me eriza el pelo. De nada ha servido la media hora que he estado en el cuarto de baño pasándome las planchas. Mi pelo ha vuelto a su estado natural; rizos rebeldes a lo Jackson Five.

He llegado antes que Laura , así que me entretengo echando un vistazo a través del cristal. En efecto, la coctelería está llena de directores novel con gafas de pasta y aspirantes a actriz buscando una oportunidad. Me enciendo un cigarro. En realidad dejé de fumar hace un par de años pero cuando quedo con Lau no sé con qué me saldrá ; eso me pone nerviosa y acabo comprándome un paquete y sintiéndome culpable con cada calada.

Veo llegar a mi hermana. Calza unos peep-toes demasiado altos que a la larga le provocarán dolor de espalda y viste unos pitillo que imitan la piel de una serpiente. Los combina con un blusón negro semitransparente y un collar de argollas doradas. El pelo lo lleva recogido en un moño alto que se deshace en una cascada de apariencia natural pero muy bien estudiada. Luce espléndida. Una vez más me queda claro que a mí mis padres me hicieron deprisa y corriendo. Con mi hermana, se tomaron su tiempo.

Entramos y nos sentamos en la barra. Ella pide un Manhattan y yo un Martini. Hasta en eso somos como el agua y el aceite.

-Necesito irme a vivir contigo unos días, hasta que encuentre otro sitio. He roto con Álvaro y ya sabes que el piso es suyo –me suelta sin rodeos,

Por poco me trago de golpe la aceituna de mi copa. No se me ocurre peor idea que esa. Convivir juntas unos días… No, imposible. Laura y yo somos incompatibles. La cosa puede acabar como el rosario de la aurora.

– Claro, puedes venir. Tómate el tiempo que necesites –me oigo decir , tan bajito que guardo la esperanza que no me haya oído.

Beatrice Holmes

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s