La candidata

Trappist-1— ¡Ding, dong!

— ¡Hola! ¿Qué haces aquí? — dijo Víctor con cara de sorpresa.

— Ya me han convocado. Me marcho mañana. — contestó Marta.

— ¿Tan pronto?

— Sí. Ya te dije que esto iría así. La selección ha durado más de un año y llevamos 6 meses esperando para que nos convoquen.

— ¡Qué locura, Marta! ¿Esto quiere decir que es el último día que te veo? ¿No te veré nunca más?

— Así es. Es una despedida en toda regla. Lo siento. Esto es una putada, pero ya había comenzado el proceso de selección cuando nos conocimos y estaba decidida a marchar, fueran las circunstancias que fueran.

— Eso soy para ti, una circunstancia más de tu vida. Lo siento pero no lo entiendo. Pensaba que estábamos bien juntos. Que nuestra relación era lo más importante en nuestra vida. Que….

— No sigas. Te avisé desde el principio muy claramente. Mis palabras fueron textualmente: “estoy en proceso de selección como candidata en la expedición “Sistema Trappist-1 repoblación de e, f y g desde la Tierra”, eso quiere decir que marcharé en cuanto me llamen”. O sea, que eso vengo a decirte me marcho mañana y depende cómo sean las condiciones del viaje podré comunicarme con la Tierra durante el viaje o al llegar allí, pero si no consiguen atravesar los agujeros de gusano para agilizar el viaje ni si quiera llegaré al planeta, tan solo seré la generación porteadora de la generación pobladora. He firmado mi aprobación para recibir fecundación artificial durante el viaje sino conseguimos nuestra misión en cuanto a la velocidad…

— ¡Stop! No quiero saber ni un detalle más. Sólo sé que te vas mañana y que no volveré a verte. Esa es la verdad. Pues… buen viaje y disfruta de la experiencia. ¿Por qué has venido? ¿Qué quieres que te dé permiso o algo así?

— No me lo pongas más difícil. Sólo quería despedirme de ti, acabar bien. Nada más. Sé lo que estoy dejando aquí y a mí también me cuesta.

— Ya veo, ya… No lo hagamos más largo. Vete y cómo te he dicho antes: disfruta de la experiencia.

Víctor cerró la puerta bruscamente y apoyó su espalda sobre la puerta. Estaba mareado. Esto le superaba, esperaba que llegado el día Marta se echara atrás y no se marchara. Llegó corriendo al lavabo y empezó a vomitar.

Estuvo arrodillado frente a la taza del váter un buen rato, mareado como una sopa, su cabeza no dejaba de dar vueltas y de pensar: “¿Por qué? Pero, ¿por qué? Si tenían una historia muy bonita, llena de buenos momentos. Nada puede ser superior a eso, yo no me lo pensaría dos veces, por supuesto, me quedaría aquí con Marta”.

Pero él no era competitivo, ni ambicioso como ella. Para Marta era la experiencia de su vida, para Víctor era el impedimento de vivir la vida que siempre había soñado: una vida junto a la persona que quería, viajando por todo el mundo, yendo juntos al cine, al teatro a conciertos, los fines de semana saldrían en bici, o a la playa o a caminar a la montaña, quizás con hijos, o no, ni siquiera habían llegado a la fase de pensar en hijos, y entonces empezó a llorar como un niño.

Ester Villanueva Morales

2 comentarios en “La candidata

  1. ¡Muy bien Ester! se me ha hecho un «pelín» corto, para ser un drama, porque es un drama. Elegir entre el viaje de tu vida en la Tierra y/o el viaje a Trappist, para el que se queda es un palo.

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  2. Me ha encantado. Lo de «la generación porteadora de la generación pobladora» es una idea que me ha encantado. Cuando pasan cosas así nos centramos más en la épica y la aventura que en las pequeñas historias que dejan atrás estas personas tan valientes. Me ha gustado mucho que hablases desde ese otro punto de vista.

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