Justo en el lado opuesto del rio por el que iba paseando, un griterío enorme llamó poderosamente mi atención, centenares de personas contemplaban aquella terrorífica escena.

¿Qué era lo que les impelía a gritar de aquella manera?

¿Qué estaba sucediendo en aquella parte del río?

Siempre había sido un lugar tranquilo y lleno de paz.

Me acerqué rápidamente abriéndome paso entre la multitud y …lo que vieron mis ojos, la escena que apareció ante mis ojos, era un espectáculo cruel y sangriento.

¡ No me lo podía creer !

Abrí y cerré los ojos una y otra vez, como si de un ejercicio oftalmológico se tratara, hasta que mi cerebro aceptó lo que mis ojos se negaban a ver.

Un hermoso alazán , que saciaba  su sed junto a su manada, estaba siendo arrastrado aguas adentro por un descomunal cocodrilo, el reptil de unos 3 metros de largo y dientes afilados , tenía atrapado por el cuello al noble animal, la sangre salía a borbotones tiñendo de un rojo intenso aquella parte del río.

Muy pronto acudieron otros cocodrilos que pugnaron entre si para llevarse un trozo del pobre y bello animal, que con el cuello ya partido por la fuerza de la dentellada, quedó inerme y a merced de aquellos depredadores .

A mi lado un señor bajito con bigote que se estaba fumando un puro, exclamó con ímpetu : ¡ menudo atracón que se están dando !

Una señora con un lunar encima del labio y un incipiente bigote también exclamó : ¡ menudo festín !

Y una chica joven guapa, guapa, pero guapa ( vamos un bombón ) , dijo muy dulcemente, casi en un susurro…yo poso.

¿ ¡Posas !?, le pregunté

¿A que venía eso? ¡No entendía nada!

Si, para una revista de moda, me contestó.

Fue entonces cuando me desperté.

Es lo que tienen los sueños, que son incoherentes, a veces absurdos y sobretodo surrealistas.

Demasiados paseos observando e imaginándome historias por la ribera del río de mi localidad El Prat de Llobregat.

Joel Maniviesa