El chispita

Murió demasiado pronto. A sus 49 años de edad se llevaba la historia de una vida llena de trabajo, humildad y cariño por los suyos. Años atrás, antes de emigrar a la Barcelona de los años 60 para buscarse las habichuelas, él vivía con su mujer y sus dos hijas en un pequeño pueblo cordobés. Rafael Barraza fue músico de vocación, herrero de profesión y pobre de nacimiento. Sigue leyendo